viernes, 1 de marzo de 2013

Por una Paz Digna, Con Justicia, Democracia y Soberanía

Declaración conjunta de las FARC-EP y el Movimiento Continental Bolivariano-MCB sobre la salida política al conflicto social armado en Colombia

De izquierda a derecha Carlos Casanueva, Alexandra Nariño, Carlos Morais,
Narciso Isa Conde, Jesús Santrich, Iván Márquez, Ricardo Téllez y Andrés París



La delegación de Paz de las FARC–EP y la dirección del MCB, reunida en La Habana, Cuba, territorio libre de América y avanzada de la segunda independencia latino-caribeña, exhorta a los pueblos de este continente y del mundo a impulsar con renovado entusiasmo e intensa participación, el desarrollo exitoso de los diálogos que tienen lugar en esta ciudad heroica.

Nada puede ser más imperioso que lograr una salida política justa y digna a este desgarrador conflicto social armado para un pueblo que como el colombiano ha sufrido – y sufre- los rigores de una guerra encarnizada, impuesta a lo largo de medio siglo por un Estado, una clase dominante –gobernante y una superpotencia imperialista, los Estados Unidos empeñada en asumir el terror como medio de sometimiento y saqueo.

Urge, por tanto, detener esa tendencia cruel y destructiva, acordando cuanto antes mejor, un cese de fuego bilateral que despeje el clima de confrontación violenta que todavía perdura; favoreciendo así al examen cuidadoso, detenido, desapasionado y profundo de las causas económicas, sociales, políticas y culturales del estado de guerra a superar.

Tal desafío no solo exige la buena voluntad de las partes dialogantes, sino también la participación activa de la sociedad colombiana, de sus organizaciones sociales, políticas, sindicales, campesinas, ambientalistas, culturales, académicas, científicas…

Exige, además, dado que se trata de un conflicto internacionalizado de alto calibre, de la solidaridad y los aportes constructivos de los pueblos de nuestra América y el mundo, deseosos de paz, democracia verdadera, autodeterminación y justicia social; metas fundamentales e imperiosas para crear una nueva Colombia en un continente más unido y más solidario.

Si injusto y arbitrario ha sido pretender penalizar la solidaridad para con las heroicas rebeldías armadas del pueblo colombiano, grotescos resultan ahora los nuevos intentos de judicializar la solidaridad para con los recientes y significativos esfuerzos de paz.

Recae sobre el MCB, del cual forma parte las FARC-EP, la responsabilidad irrenunciable de contribuir inequívocamente a esa necesaria participación solidaria de nuestros pueblos a favor de una salida política al conflicto social armado colombiano y de la construcción de la paz anhelada, sobre todo cuando se presentan condiciones que posibilitan su concreción y sería insensato e irresponsable despreciarlas.

La Habana, Cuba.-Iván Márquez, Narciso Isa
Conde, Carlos Casanueva y Carlos Morais
Hemos sido solidarios con las insurgencias imprescindibles y los combates liberadores, y forjadores de paz y dignidad humana; línea de principios que hacemos extensivas a todas las luchas justas que se escenifican en nuestro planeta: la batalla de Cuba contra el bloqueo y los planes de agresión de EEUU, la defensa del proceso Bolivariano de Venezuela, la independencia de Puerto Rico y demás colonias, la heroicas resistencias de los pueblos kurdos, palestino, vasco, iraquí, gallego, afgano; el rechazo a la guerra cruel contra Libia, la condena a la brutal agresión a Siria y las amenazas de guerra contra Irán y Corea del Norte; la salida de las tropas extranjeras de Haití, el repudio a la intervención neocolonial francesa en Malí, la salida al mar de Bolivia, la justa rebeldía mapuche en Chile y las legítimas reivindicaciones de nuestros pueblos originarios, el rechazo a los ominosos golpes y las crueles represiones en Honduras y Paraguay; la horripilante situación mexicana provocada por el neoliberalismo rampante, la dependencia de EEUU el narco-poder y la corrupción de Estado; las actuales luchas de pueblo dominicano y los pueblos de Perú, Argentina y Chile para impedir el saqueo y la depredación de las grandes transnacionales mineras.

Línea internacionalista inseparable de nuestro clamor por la paz y el bienestar colectivo en todo el continente y en el mundo.

Satisface sobre manera al MCB y a las FARC que en el curso de los diálogos de paz de la Habana se resalte y se denuncie (fenómeno por demás mundial y crucial) como en el presente se le agrega al viejo y terco latifundismo y al neoliberalismo pertinaz -ambos operando como fuentes de empobrecimientos atroces y de confrontaciones sociales violentas- la ominosa apropiación de territorios, el saqueo y la depredación de recursos naturales y variadas fuentes de vida de parte de poderosas corporaciones mineras que gozan de licencia para robar y destruir; todo esto en el contexto de una especie de guerra global de rapiña contra la madre naturaleza; agresiones que es preciso derrotar desde la indignación y la movilización popular.

El acceso, el destino, la propiedad y el uso, ya no solo de la tierra, sino del territorio (en tanto suelo, subsuelo, sobresuelo… biodiversidad, vida animal y vegetal y medio ambiente) bajo los nefastos programas de reordenamiento territorial a cargo del gran capital transnacional en contubernio con gobiernos nacionales entreguistas, han pasado a ser a escala mundial temas claves y motivos de luchas transcendentes para la defensa de la vida de los pueblos y del planeta, amenazada por un capitalismo imperialista decadente y voraz en medio de la multi-crisis crónica que lo estremece.

La soberanía alimentaria es imposible de alcanzar si no se revocan esos nefastos proyectos de extracción minera, de explotación energética irracional y de producción de biocombustibles en tierras con vocación agrícola.

Sus graves consecuencias resultan ya insoslayables, no solo en Colombia, sino también a escala continental y mundial.

Ellas nos convocan a una gran convergencia político-social para detener esta loca carrera hacia la muerte, impuesta por un patrón de consumo capitalista superfluo y derrochador, realmente insostenible a mediano plazo.

Recordemos al Libertador: “Unidos seremos fuertes y mereceremos respeto; divididos y aislados pereceremos”.

Estamos frente a una verdadera emergencia nacional, regional y mundial que nos obliga a detener el cuso destructivo de la guerra y el programa depredador, empobrecedor y des-nacionalizador del capitalismo neoliberal globalizado.

No se trata ahora, en estos diálogos, de alcanzar las metas supremas de quienes abrazamos los ideales de redención socialistas-comunistas, que implican el fin de la explotación, alienación y dominación burguesa, y también de la opresión de pueblos y naciones, del patriarcado, el racismo y el adulto-centrismo que lo acompañan, y resultan funcionales a su perversa dinámica explotadora y excluyente; ideales y programas transformadores que implican además la progresiva extinción del Estado, el fin de toda represión y el máximo de libertades.

Pero si se trata de la apertura a una nueva ruta, que en lo inmediato posibilite superar las cuestiones más imperiosas y dramáticas, para luego seguir avanzando.

Desde aquí, desde Cuba revolucionaria, clamamos con Martí que “Patria es humanidad” y nos declaramos patriotas e internacionalistas impenitentes.

¡Jamás renunciaremos a la solidaridad entre los pueblos!

Desde aquí, expresamos nuestra alegría por la ascendente recuperación del Comandante Chávez, símbolo actual de la solidaridad continental; y lo abrazamos por su ejemplar combate por la vida y su tenaz militancia en la lucha por emancipación de la humanidad.

Desde aquí, reiteramos que en Bolívar y en los héroes y heroínas de nuestra América y del mundo nos encontramos todos-as en esta lucha “por el pan, la belleza y la alegría”

¡Hasta la victoria siempre!


Por las FARC-EP:
Por el MCB:
Iván Márquez              
Narciso Isa Conde
Jesús Santrich
Carlos Casanueva
Alexandra Nariño
Carlos Morais
Marco Calarcá

Ricardo Téllez

Andrés París


La Habana, Cuba, Territorio Libre de América, 20 de febrero del 2013