Declaración conjunta de las FARC-EP y el Movimiento Continental Bolivariano-MCB sobre la salida política al conflicto social armado en Colombia
De izquierda a derecha Carlos Casanueva, Alexandra Nariño, Carlos Morais, Narciso Isa Conde, Jesús Santrich, Iván Márquez, Ricardo Téllez y Andrés París |
La delegación
de Paz de las FARC–EP y la dirección del MCB, reunida en La Habana, Cuba,
territorio libre de América y avanzada de la segunda independencia
latino-caribeña, exhorta a los pueblos de este continente y del mundo a
impulsar con renovado entusiasmo e intensa participación, el desarrollo exitoso
de los diálogos que tienen lugar en esta ciudad heroica.
Nada puede ser
más imperioso que lograr una salida política justa y digna a este desgarrador
conflicto social armado para un pueblo que como el colombiano ha sufrido – y
sufre- los rigores de una guerra encarnizada, impuesta a lo largo de medio
siglo por un Estado, una clase dominante –gobernante y una superpotencia
imperialista, los Estados Unidos empeñada en asumir el terror como medio de
sometimiento y saqueo.
Urge, por
tanto, detener esa tendencia cruel y destructiva, acordando cuanto antes mejor,
un cese de fuego bilateral que despeje el clima de confrontación violenta que
todavía perdura; favoreciendo así al examen cuidadoso, detenido, desapasionado
y profundo de las causas económicas, sociales, políticas y culturales del
estado de guerra a superar.
Tal desafío no
solo exige la buena voluntad de las partes dialogantes, sino también la
participación activa de la sociedad colombiana, de sus organizaciones sociales,
políticas, sindicales, campesinas, ambientalistas, culturales, académicas,
científicas…
Exige, además,
dado que se trata de un conflicto internacionalizado de alto calibre, de la
solidaridad y los aportes constructivos de los pueblos de nuestra América y el
mundo, deseosos de paz, democracia verdadera, autodeterminación y justicia
social; metas fundamentales e imperiosas para crear una nueva Colombia en un
continente más unido y más solidario.
Si injusto y
arbitrario ha sido pretender penalizar la solidaridad para con las heroicas
rebeldías armadas del pueblo colombiano, grotescos resultan ahora los nuevos
intentos de judicializar la solidaridad para con los recientes y significativos
esfuerzos de paz.
Recae sobre el
MCB, del cual forma parte las FARC-EP, la responsabilidad irrenunciable de
contribuir inequívocamente a esa necesaria participación solidaria de nuestros
pueblos a favor de una salida política al conflicto social armado colombiano y
de la construcción de la paz anhelada, sobre todo cuando se presentan
condiciones que posibilitan su concreción y sería insensato e irresponsable
despreciarlas.
La Habana, Cuba.-Iván Márquez, Narciso Isa Conde, Carlos Casanueva y Carlos Morais |
Hemos sido
solidarios con las insurgencias imprescindibles y los combates liberadores, y
forjadores de paz y dignidad humana; línea de principios que hacemos extensivas
a todas las luchas justas que se escenifican en nuestro planeta: la batalla de
Cuba contra el bloqueo y los planes de agresión de EEUU, la defensa del proceso
Bolivariano de Venezuela, la independencia de Puerto Rico y demás colonias, la
heroicas resistencias de los pueblos kurdos, palestino, vasco, iraquí, gallego,
afgano; el rechazo a la guerra cruel contra Libia, la condena a la brutal
agresión a Siria y las amenazas de guerra contra Irán y Corea del Norte; la
salida de las tropas extranjeras de Haití, el repudio a la intervención
neocolonial francesa en Malí, la salida al mar de Bolivia, la justa rebeldía
mapuche en Chile y las legítimas reivindicaciones de nuestros pueblos
originarios, el rechazo a los ominosos golpes y las crueles represiones en
Honduras y Paraguay; la horripilante situación mexicana provocada por el
neoliberalismo rampante, la dependencia de EEUU el narco-poder y la corrupción
de Estado; las actuales luchas de pueblo dominicano y los pueblos de Perú,
Argentina y Chile para impedir el saqueo y la depredación de las grandes
transnacionales mineras.
Línea
internacionalista inseparable de nuestro clamor por la paz y el bienestar
colectivo en todo el continente y en el mundo.
Satisface sobre
manera al MCB y a las FARC que en el curso de los diálogos de paz de la Habana
se resalte y se denuncie (fenómeno por demás mundial y crucial) como en el
presente se le agrega al viejo y terco latifundismo y al neoliberalismo pertinaz
-ambos operando como fuentes de empobrecimientos atroces y de confrontaciones
sociales violentas- la ominosa apropiación de territorios, el saqueo y la
depredación de recursos naturales y variadas fuentes de vida de parte de
poderosas corporaciones mineras que gozan de licencia para robar y destruir;
todo esto en el contexto de una especie de guerra global de rapiña contra la
madre naturaleza; agresiones que es preciso derrotar desde la indignación y la
movilización popular.
El acceso, el
destino, la propiedad y el uso, ya no solo de la tierra, sino del territorio
(en tanto suelo, subsuelo, sobresuelo… biodiversidad, vida animal y vegetal y
medio ambiente) bajo los nefastos programas de reordenamiento territorial a
cargo del gran capital transnacional en contubernio con gobiernos nacionales
entreguistas, han pasado a ser a escala mundial temas claves y motivos de
luchas transcendentes para la defensa de la vida de los pueblos y del planeta,
amenazada por un capitalismo imperialista decadente y voraz en medio de la
multi-crisis crónica que lo estremece.
La soberanía
alimentaria es imposible de alcanzar si no se revocan esos nefastos proyectos
de extracción minera, de explotación energética irracional y de producción de
biocombustibles en tierras con vocación agrícola.
Sus graves
consecuencias resultan ya insoslayables, no solo en Colombia, sino también a
escala continental y mundial.
Ellas nos
convocan a una gran convergencia político-social para detener esta loca carrera
hacia la muerte, impuesta por un patrón de consumo capitalista superfluo y
derrochador, realmente insostenible a mediano plazo.
Recordemos al
Libertador: “Unidos seremos fuertes y mereceremos respeto; divididos y aislados
pereceremos”.
Estamos frente
a una verdadera emergencia nacional, regional y mundial que nos obliga a
detener el cuso destructivo de la guerra y el programa depredador, empobrecedor
y des-nacionalizador del capitalismo neoliberal globalizado.
No se trata
ahora, en estos diálogos, de alcanzar las metas supremas de quienes abrazamos
los ideales de redención socialistas-comunistas, que implican el fin de la
explotación, alienación y dominación burguesa, y también de la opresión de
pueblos y naciones, del patriarcado, el racismo y el adulto-centrismo que lo
acompañan, y resultan funcionales a su perversa dinámica explotadora y
excluyente; ideales y programas transformadores que implican además la
progresiva extinción del Estado, el fin de toda represión y el máximo de
libertades.
Pero si se
trata de la apertura a una nueva ruta, que en lo inmediato posibilite superar
las cuestiones más imperiosas y dramáticas, para luego seguir avanzando.
Desde aquí,
desde Cuba revolucionaria, clamamos con Martí que “Patria es humanidad” y nos
declaramos patriotas e internacionalistas impenitentes.
¡Jamás
renunciaremos a la solidaridad entre los pueblos!
Desde aquí,
expresamos nuestra alegría por la ascendente recuperación del Comandante
Chávez, símbolo actual de la solidaridad continental; y lo abrazamos por su
ejemplar combate por la vida y su tenaz militancia en la lucha por emancipación
de la humanidad.
Desde aquí,
reiteramos que en Bolívar y en los héroes y heroínas de nuestra América y del
mundo nos encontramos todos-as en esta lucha “por el pan, la belleza y la
alegría”
¡Hasta la victoria siempre!
Por las FARC-EP:
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Por el MCB:
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Iván Márquez
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Narciso Isa
Conde
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Jesús
Santrich
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Carlos
Casanueva
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Alexandra
Nariño
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Carlos Morais
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Marco Calarcá
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Ricardo
Téllez
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Andrés París
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La Habana, Cuba, Territorio Libre de América, 20 de
febrero del 2013