El reciente asesinato (09/01) en
París de tres compañeras kurdas, luchadoras de la liberación de su pueblo, nos
deja atónitos e indignados.
Sakîne
Cansiz, militante fundadora del Partido de los Trabajadores del Kurdistán
(Partiya Karkerên Kurdistan -PKK); Fidan Doğan, representante en Francia del
Congreso Nacional del Kurdistán (Kongra Netewiya Kurdistan -KNK); y Leyla
Söylemez, otra activista kurda, aparecieron asesinadas con tiros de gracia en
el Centro de Información del Kurdistán en París. Este asesinato ocurrió justo
en momentos en que el Estado turco estaría en conversaciones exploratorias
sobre un eventual diálogo de paz con los rebeldes del PKK para terminar el
conflicto armado que se vive en Turquía desde 1984, cuya base está en la
exclusión y opresión centenaria a la que se han visto sometidos los kurdos.
Tenemos
todas las razones del mundo para sospechar que el culpable detrás de este
crimen se encuentra vinculado al Estado turco, sea un paramilitar sea un
asesino a sueldo, sea un militar, sea alguien del servicio secreto, sea un
nacionalista furibundo. Pero como no, el primer ministro turco Recep Tayyip
Erdoğan, ya ha salido a tender un manto de confusionismo, diciendo que probablemente
este asesinato se deba a luchas intestinas del movimiento de liberación kurdo
entre los partidarios y los opositores a la negociación. Como siempre, el
Estado convirtiendo a la víctima en victimario.
Al
igual que en Colombia, la perspectiva de negociaciones de paz va de la mano con
el exterminio de la oposición y de las fuerzas que puedan sustentar un proyecto
político alternativo. La única paz posible para ellos es la de los cementerios,
la rendición, la desmovilización, pero jamás la transformación social. Lo cual,
una vez más, nos confirma que al Estado terrorista se le puede cambiar sólo
mediante una profunda movilización social, mediante la lucha, porque las
negociaciones por sí solas no cambian nada. La oligarquía no cede un ápice sin
presión.
Este
crimen demuestra, por otra parte, la extensión que tienen los tentáculos de los
servicios secretos de Estados terroristas en Europa, con los cuales la Unión
Europea es totalmente tolerante, sino cómplice. ¿De dónde salieron esos
asesinos? ¿Cómo no se enteraron los servicios de inteligencia franceses de lo
que se estaba preparando, si al menos dos de las asesinadas estaban bajo su
estricta vigilancia? ¿Acaso sólo se vigila a quienes simpatizan con la
resistencia, pero no a quienes flirtean con el fascismo o con los servicios
represivos de los Estados terroristas? ¿Hubo, entonces, colaboración de estos
servicios franceses con los turcos en este odioso crimen?
Organizaciones
kurdas ya han dicho que estaban al tanto de que los servicios de inteligencia franceses
compartían información sobre los kurdos en París con sus contrapartes
turcas[1]. Esta connivencia de la Unión Europea con la represión de Estados
terroristas no es un hecho circunscrito al caso turco. Para nadie es un secreto
que el Estado colombiano ha operado y todavía opera con sus aparatos de
inteligencia vigilando, espiando, controlando, amenazando a exiliados así como
a defensores de derechos humanos en Europa. ¿No hemos visto los expedientes del
DAS, donde se ordena la Operación Europa, que incluía hasta la infiltración ni
más ni menos que del parlamento europeo? Esto lo dejan claro en el instructivo
filtrado del DAS:
“Operación
Europa:
Objetivo: Neutralizar influencia en Sistema Jurídico
Europeo.
Comisión
de DDHH Parlamento Europeo
Oficina
Alta Comisionada DDHH-ONU
Gobiernos
Nacionales
Estrategia: Desprestigio
Acción:
Comunicados y denuncias, páginas
web
Guerra
Jurídica”[2]
¿Tan pobre es la inteligencia de los servicios europeos
para no “darse cuenta” que esto estaba pasando en sus mismas narices? ¿O es que
en realidad han sido cómplices de esta política de terror y exterminio?
¿No
hemos sido testigos de la infiltración de paramilitares en Suecia, Suiza,
España, los cuales se han dedicado a amenazar, espiar y acosar a nuestros
compañeros exiliados? ¿No hemos visto que desde las mismas embajadas
colombianas se investiga a los residentes en cada país, actuando éstas como
oficinas de inteligencia, como aparatos de represión? ¿Qué medidas ha tomado la
UE al respecto? ¿Qué ha hecho la UE para evitar actos de sabotaje, espionaje y
otros en su territorio? Suecia alguna vez expulsó a un agregado de la embajada,
al asesor paramilitar Ernesto Yamhure… pero, ¿ha hecho algo la UE frente a su
“amigo” el Estado colombiano, que ha orquestado toda esta política en suelo
europeo, que ha infiltrado y espiado a las instituciones de la UE? ¿Será acaso
la calentura que tienen las autoridades europeas por sacar adelante el bendito
Tratado de Libre Comercio con Colombia, para saciar su sed de ganancias, la que
les lleva a hacer la vista gorda ante este proceder del Estado colombiano?
Sea
como sea, mientras la UE se llena la boca hablando de derechos humanos, tolera
el accionar de Estados terroristas en su propio suelo. A lo único que la UE se
ha dedicado es a perseguir y a criminalizar a los movimientos que en Europa se
solidarizan con quienes resisten al terrorismo de Estado en países como
Colombia, Sri Lanka, el Kurdistán ocupado (Irak, Irán, Turquía, Siria), la
Palestina ocupada, entre otros. A lo único que se ha dedicado es a criminalizar
el derecho a la rebelión contra regímenes despóticos y asesinos, consagrado en
el mismo preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Aplaude, ayuda militarmente y reconoce a ciertos “rebeldes”, que en Siria o
Libia actúan armados hasta los dientes por las tiranías obscurantistas del
Golfo. Pero a aquellos que se rebelan con sus propios recursos, con un sentido
de dignidad y auto-determinación, en contra de las tiranías “amigas” de la UE,
se les incluye mañosa y arbitrariamente en esa infame lista de organizaciones
terroristas que sacó debajo de la manga la UE.
Prueba de lo arbitrario de esa lista es que
mientras Francia aplaude, reconoce y financia a Al Qaeda en Siria, se le ataca
y bombardea en Mali.
Este
crimen estaba cantado. Iba a ocurrir tarde o temprano… pudo ser un tamil, pudo
ser un colombiano, pudo ser un palestino, pero fueron tres mujeres kurdas. Es
puro cinismo el del ministro Valls que declara que este asesinato es
“intolerable”. En realidad el gobierno de Francia ha tolerado esta persecución
y este hostigamiento, ha permitido la infiltración de estos elementos
reaccionarios y criminales a sueldo del Estado turco. Ha colaborado con sus
propios agentes. El asesinato no es más que el corolario lógico de esta
política represiva. Que esto no se olvide ni sea pasado por alto.
Dicen
que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Si es así, los kurdos son
tiernos como nadie. Hace unos meses, las presas del PKK enviaron, desde su
prisión en Diyarbakır (Amed en kurdo) un mensaje solidario a las presas de las
FARC-EP en Colombia, en el cual dicen: “A pesar de que nunca las hemos visto ni
las hemos tocado, ustedes que viven al otro lado del océano, las conocemos y
abrazamos sus corazones, su coraje, su resistencia y su lucha” [3]. Yo tampoco
las conocí, pero las abrazo en su sueño astral, abrazo su resistencia y su
lucha. Bijî Kurdistan, Bimrî Koledar.
José Antonio Gutiérrez D.
13
de Enero, 2013