Puntos de vista de un desterrado colombiano
No.012 – Enero 8 de 2013
Por: Valmen – Vozcol
Micronota:
Públicamente
y luego de 7 años de aplicación de la llamada Ley de Justicia y Paz,
instrumento generador de impunidad, el narco-paramilitarismo ha reconocido su
participación en l.046 masacres, 25.747 homicidios, 3.599 desapariciones, 776
actos de tortura, 1.916 secuestros, datos sobre la existencia de 3.929 fosas
comunes y otros hechos, igualmente espeluznantes y extremadamente incompletos,
respecto a la verdad. Más temprano que tarde los ejecutores, materiales e
intelectuales, serán juzgados y condenados. Más temprano que tarde la verdad
verdadera brillará y generará lo que se necesita para alcanzar la paz.
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Éxitos
en la lucha por la unidad, la organización y la movilización social…
Qué
difícil es desearle feliz año a colectivos, familias y amistades, cuando en la
realidad y en los medios de comunicación, lo que se están registrado son hechos
de guerra y hechos violatorios de los derechos fundamentales de un pueblo, como
el colombiano, que ha luchado, lucha y luchará sin desmayo por alcanzar la paz,
la justicia social y la verdadera democracia, buscando así construir la patria
de todos y para todos.
Qué
difícil es para las grandes mayorías del país y para la comunidad internacional
progresista, entender cómo una clase dominante, con uno de sus hijos preferidos
al frente del gobierno de turno, habla de paz y a la vez legitima reformas como
la del fuero militar, que son nada más ni nada menos, licencias para matar y
vías hacia el desconocimiento de compromisos internacionales en Derechos
Humanos.
Qué
difícil es entender cómo un gobierno, supuestamente interesado en la paz y la
justicia, intenta imponerle límites de tiempo o palos en las ruedas a un
proceso, como el de los diálogos en la Habana, que ha despertado y viene
despertando moderadas esperanzas o expectativas en importantes y crecientes
sectores realmente patrióticos y definidos amantes de la paz.
Qué
difícil es entender que el imperio, la clase dominante y el gobierno del
presidente Juan Manuel Santos, como el de sus antecesores, no tienen real
interés en viabilizar los cambios que realmente en el país se necesitan para
dar por terminado el conflicto social y político armado. Esa falta de voluntad
para trabajar por una verdadera paz, es la que hace que el gobierno insista en afirmar
que “no hará cambios en el modelo económico ni en el sistema democrático”, lo
que significa que el poder real del sistema establecido mantiene vivo y aspira
a seguir imponiendo el esquema brutal del neoliberalismo, de la doctrina de la
seguridad nacional y de la más cruda antidemocracia, bajo el imperio de una
creciente impunidad.
Qué
difícil y estremecedor es entender como los brazos ejecutores del terrorismo de
Estado, desarrollando planes concebidos desde las alturas del poder, siguen
cometiendo masacres, asesinatos selectivos, desapariciones, despojos y
desplazamientos forzados, a la vez que el gobierno ha negado y sigue negando la
propuesta de tregua bilateral, iniciativa concretada por la insurgencia,
buscándose con ello, frenar el desangre impuesto por la ultraderecha como gran
beneficiaria de las violentas políticas guerreristas.
Qué
difícil es decir “feliz año” cuando los dueños absolutos del poder se ufanan de
las multimillonarias ganancias obtenidas de la explotación, la especulación, la
corrupción y la narco-parapolítica, a la vez que se le impone a los
trabajadores un 4,02% como irrisorio “incremento” al salario mínimo, lo que sin
duda llevará al desarrollo de importantes movilizaciones de sindicatos y de
otras organizaciones sociales del país.
Qué
difícil es decir “feliz año” cuando los luchadores por derechos como los de: la
paz, la vida, la opinión, la salud, la tierra, el trabajo, la educación y la
vivienda siguen siendo cobardemente asesinados, en campos y ciudades,
pretendiéndose así, la desarticulación del movimiento social y de las grandes
fuerzas populares...
Qué
difícil es decir “feliz año” cuando miles de compatriotas, presos (as)
políticos y sociales, se encuentran en las cárceles del sistema, bajo la dureza
de la represión y condiciones carcelarias infrahumanas.
Pero, qué importante, valeroso y decisivo es
escuchar el grito de, “EXITOS” cuando se trata de llamar a la unidad, la
organización y la movilización social, lo que inexorablemente y con la
solidaridad de la comunidad internacional progresista, nos llevará por los
caminos de paz y de justicia social verdaderas.
Inquietud de
Paquito:
¡Es más que urgente, preparar al pueblo para
conquistar y defender la paz!
(Hasta la
próxima)