La campaña mediática
no ha tenido y no tiene límites.
Detrás la campaña esta un grupúsculo de altos empresarios&políticos. |
Por Horacio Duque
Bogotá ha sido a lo largo de su historia, epicentro
de acontecimientos trascendentales para la vida de Colombia.
Fue en la plaza
de Bolívar donde ocurrió en 1810 el famoso incidente del florero de Llorente
que dio inicio a las movilizaciones populares contra la monarquía española de
Fernando VII y por la independencia nacional. Para esa época, de cruentas
guerras civiles, se dio la batalla de San Victorino en la que salió vencedor
Antonio Nariño, el líder de los derechos humanos y la autonomía republicana.
En Bogotá, el
17 de mayo de 1854, los artesanos de Ambrosio López acompañaron al general
socialista José María Melo en una acción político-militar contra los comerciantes
libre cambistas que en asocio con los mercaderes ingleses utilizaban el
incipiente Estado para favorecer sus intereses oligárquicos.
En la capital de Colombia, el 9 de
abril de 1948, ocurrió el Bogotazo, una sangrienta acción orquestada por la derecha
anticomunista y pro gringa, que acabó con la vida del caudillo revolucionario
Jorge Eliécer Gaitán, cabeza de un gigantesco poder constituyente que daba
pasos para establecer un poder popular socialista en nuestra nación.
En noviembre de
1986 sucedieron los hechos del Palacio de Justicia, verdadero golpe de estado
del militarismo en complicidad con los políticos tradicionalistas del
bipartidismo liberal conservador, que descabezó y exterminó la vanguardia
revolucionaria urbana comprometida en la lucha por la democracia y las
libertades, contra la corrupción de la élite política tradicional.
Hoy, 2013, una
conjura de los grupos más reaccionarios de la sociedad ha perfilado un “golpe
de estado” contra el gobierno progresista de Gustavo Petro para impedir y
sabotear sus planes en favor de los más pobres y miserables de la ciudad.
Es un golpe político similar al
que ocurrió con el Presidente Chávez en el año 2002, al que ocurrió en Honduras
contra el presidente Zelaya, ejecutado con las formalidades de la Corte
Suprema, la Procuraduría y la Fiscalía, obviamente con la manipulación de
los grandes medios de comunicación, y al que se dio recientemente contra el
Presidente Lugo de Paraguay desde el Senado de dicho Estado.
El golpe de
Estado contra Gustavo Petro es un golpe que deriva contra la paz en Colombia.
La movilización
de las masas y la ciudadanía es la herramienta democrática para derrotar a la
ultraderecha golpista que quiere impedir los cambios en Bogotá y en Colombia.
Impidamos otro “Bogotazo”
en el siglo XXI. La gran oligarquía mafiosa no puede seguir haciendo de las
suyas.