miércoles, 16 de enero de 2013

La Reforma Migratoria cubana, mi opinión y las “buenas intenciones” de El País




Notimex fue uno de los difusores de la noticia. El diario español El País solicito, en uno de sus artículos, aparecidos hoy, que: “La reforma migratoria que permite a los cubanos salir de la isla hasta por dos años, debe ser correspondida con visados y permisos de entrada por los países que antes criticaban a Cuba por impedirles viajar.” 

El citado periódico insistió en que, particularmente, España y Estados Unidos, deben mostrar “generosidad” ante las solicitudes de visado de los cubanos.

Hasta allí, las “buenas intenciones”.

El País, por supuesto, no podía aprovechar la opotunidad para mentir y manipular sobre la realidad cubana, con el presupuesto de que la Reforma, a pesar de ser una de las “mayores medidas de calado” en Cuba, es provocada como resultado del “estrepitoso fracaso económico y social”. ¿A qué fracaso se refiere en realidad quien nunca ha cuestionado el brutal bloqueo contra Cuba y se ha centrado en ver a los problemas actuales de la Isla como fruto de una mala dirección? Errores hemos tenido y tratamos de cambiar lo mal hecho, no solo en el plano objetivo, sino también en el cambio de nuestras mentalidades. Eso se ha dicho y se ha reconocido por la alta dirección de nuestra nación. Empero, El País oculta, de facto, que es una decisión soberana de Cuba el beneficiar a sus ciudadanos, abriéndoles las trabas añejas, y asumiendo un legítimo cambio de políticas atemperado con los tiempos actuales.

También El País ve en las medidas un trasfondo exclusivamente económico al considerar que los viajeros cubanos, lo que no es del todo desacertado, generarán la entrada de divisas frescas al país. Sin embargo, oculta que las prohibiciones de viaje no emanaban de Cuba que, como se ha demostrado, ha permitido la salida de sus ciudadanos de forma permanente y organizada. Su propio pedido de clemencia para que se les otorgue visados a los ciudadanos de la Isla, le contradice. La raíz del mal, como comienza a verse, radica en que ya empezó cada nación foránea a implementar limitaciones para otorgar visados a los cubanos. Ecuador acaba de hacerlo y, aunque es una decisión muy soberana de esta nación, no la comparto. Otros irán haciendo lo mismo.

¿Clama realmente El País por todos los cubanos? Obviamente, no. Para este medio de la desinformación mediática sobre la realidad cubana, su plegaria es discriminante y falaz, totalmente exclusiva, pues su “preocupación” se centra fundamentalmente en los tradicionales mercenarios de la guerra ideológica anticubana, de la que el diario español se ha convertido en permanente bastión. Para este diario, como él mismo lo reconoce en la nota, “está por verse si se permite la salida de las Damas de Blanco, para ir a recibir el premio Andréi Sájarov del Parlamento Europeo, el disidente Guillermo Fariñas, o la periodista Yoani Sánchez a recibir el Premio Ortega y Gasset que se le concedió hace unos años.” Esperan, por supuesto, una negativa de las autoridades cubanas para levantar, de inmediato su habitual alharaca.

¿De qué nos sirven realmente, me pregunto, esos vividores sin escrúpulos que nada aportan al erario público? Por mi parte, les daría visado a La Antartida para que monten allá sus shows mediáticos y falsas persecuciones, sus huelgas de hambre fingidas (aunque allá no haya aguacates). Allí estarían bien hasta que los pingüinos se aburran de ellos, de su vagancia y falta de escrúpulos. Lo malo, por supuesto es que en La Antártida no hay dólares y eso los atormentaría.

Por lo tanto, sinceramente, soy partidario de que cada uno de ellos pueda subirse a su respectivo tubo de aluminio y vayan a donde les esperan los mentores y financistas de su traidora actividad. Habrá, al menos, un poco de tranquilidad y el pueblo podrá gozar de un teatro de altura, dejando atrás sainetes de baja monta, parodias y shows de pacotilla, con los que enturbian muchos domingos cubanos.

Que sus amos les abran las puertas y les acojan. Así debe ser. Que nosotros se las abramos y los dejemos irse, también debe ser.

El desenlace ya lo conocemos de antemano: todos estos afamados y prestigiosos “filólogos”, “periodistas independientes”, “bibliotecarios”, etc., etc., terminarán limpiando pisos en Miami o como parte de la larga lista de desempleados de Estados Unidos y Europa. Por supuesto, los más villanos, encontrarán, tal vez, un puestecito en Radio Martí o en algún medio anticubano.

También soy partidario de evaluar con una nueva perspectiva quiénes deben ser realmente excluidos de los beneficios de la actualización de la Reforma Migratorio. Han pasado 50 años y muchos han cambiado desde entonces. A esos, debe abrírseles las puertas, siempre que vengan cargados de buena fe al reencuentro con su pueblo. Los odios, rencores, viejas rencillas han fenecido ante una verdad incuestionable: la Revolución Cubana sigue de pie, incólume y seguirá estándolo. Tampoco habrá espacio para el oportunista que piensa que con dinero puede abrirse libre paso dentro de un pueblo que valora, por encima de todo, a los principios. Los capitales frescos han de tener, primero que todo, dignidad y sanas intenciones.

El resto mayoritario de los cubanos, poco a poco, sin restricciones que irán desapareciendo paulatinamente, podrán viajar libremente por el mundo, cuando aquellos gobiernos que tanto especularon sobre que Cuba era “una cárcel”, les ofrezcan el derecho legítimo de recibir su visado. Ellos tienen las llaves para abrir esas falsas celdas y han de hacerlo con confianza y sis temores. Mucho se debe aprender en el mundo de la bondad, el orgullo, el tezón, el humanismo y la laboriosidad de los cubanos.

Cuba ya dio el tan esperado paso. Ahora el mundo tiene la palabra.

El vencedor de este capítulo será la cubanía y, con ella, el cubano bueno, el que no carga odios en su alma y salga y regrese a la Patria, pletórico de amor y plena añoranza.

Percy Francisco Alvarado Godoy.