No tregua y regulación del conflicto
Por Horacio Duque
Ocaña, 21 de enero de 2013 / Se terminó la tregua
unilateral de navidad ordenada desde el 20 de noviembre del año anterior hasta
el 20 de enero del año que se inicia.
El cese al
fuego de las Farc/EP se cumplió estrictamente en un 92% según la calificación
de observadores independientes. Los eventos presentados fueron el resultado de
las acciones ofensivas que mantiene la Fuerza Armada gubernamental. El éxito de
la suspensión de acciones insurgentes refleja la cohesión y unidad de sus
integrantes que acatan un mando político centralizado.
El Presidente
Juan Manuel Santos ha dicho que el país registró un alivio evidente con la
caída los hechos de guerra y los eventos del conflicto armado interno. El
ambiente de paz que se experimentó ha sido notable y millones de colombianos
pudieron vivir en carne propia unas condiciones de vida tranquila.
Sin embargo, el
mismo Jefe de Estado se niega a considerar un cese al fuego y de hostilidades
bilateral inmediato, tal como se ha propuesto por los delegados
plenipotenciarios de la insurgencia en la Mesa de Conversaciones en La Habana
como mecanismo para fortalecer y legitimar los diálogos que se profundizan en
el tema agrario con propuestas puntuales que se aproximan a un "consenso
suficiente" para impedir que la ultraderecha paramilitar del binomio
Uribe/Lafaurie bloquee el avance de las coincidencias entre los representantes
de las partes.
Los argumentos
del Primer Mandatario no son muy consistentes pero, por lo pronto, su determinación
es la de continuar la Mesa en medio del conflicto que se va a reactivar y muy
seguramente a profundizar en los días y meses que vienen.
Frente a tal
hecho, las Farc han propuesto la regulación del conflicto con medidas puntuales
que amortigüen los efectos de la guerra en la población civil, para
que la misma ocurra con unos límites irrenunciables de respeto a reglas
humanitarias, en una búsqueda inclaudicable de la dignidad humana.
Lo que se
propone es la organización de un Tratado bilateral de regularización de la
guerra, que incluya:
i) la cuestión del uso y empleo bilateral de explosivos y de
operaciones de bombardeo indiscriminado en zonas densamente pobladas;
ii) el seguimiento a las denuncias de las víctimas;
iii) el tratamiento digno de los prisioneros políticos y combatientes
de la resistencia revolucionaria en las cárceles;
iv) la no utilización por parte del Estado y sus fuerzas militares
de la población civil como escudos, dejando de ubicar ex – profeso bases
militares y puestos de policía en el centro de bienes protegidos, plazas
públicas, escuelas, centros de salud y caseríos;
v) la prohibición del uso de minas antipersona y Kleimor que
siembra el ejército alrededor de las bases y en desarrollo de operativos de combate;
y
iv) la verificación de todo el proceso y de los acuerdos salidos del
mismo, por parte de una Comisión encabezada por organismos
internacionales, escogida por mutuo acuerdo.
En Colombia
existe una guerra civil, inmensamente desproporcionada en medios y
combatientes, degradada, y sucia por parte del Estado, y de lo que se trata es
de colocar el tratamiento de este asunto en el campo del Ius In Bello (Derecho
en la guerra), ya que sus disposiciones se aplican a todas las partes o actores
del conflicto.
En dicho
marco jurídico hay que implementar actos o gestos humanitarios como
los indicados anteriormente y otros que permitan solucionar situaciones
inmediatas o cuestiones puntuales, tales también como treguas de Semana Santa,
entrega de cuerpos de combatientes (se han reclamado los caídos en el
ataque al campamento del comandante Raúl Reyes en el Putumayo, frontera con el
Ecuador), devolución de bienes de la población civil, demarcación de zonas
minadas y garantías de seguridad para el retorno de población desplazada.
Lo importante
de todos estos actos de regulación adicionales enunciados es que no requieren
ningún tipo de formulismo jurídico o protocolario (verificación), sino que se
funda en el reconocimiento de las actitudes y posturas que frente a la
humanización del conflicto tenga cada actor armado y a la confianza que se
establezca con los mismos. En la historia reciente del conflicto armado
colombiano, han sido muchos los actos y gestos humanitarios que han nacido del
diario acontecer de las comunidades y los grupos armados muchos de ellos sin la
mediación del Estado y sus agentes.
La regulación
del conflicto es el paso indispensable ante la decisión gubernamental de dar
continuidad a la guerra.
horacioduquegiraldo@gmail.com