Por Juan Manuel Karg
Amor con amor se paga
Ser Chavista, es ser consciente de que el ingreso
nacional es para todos y todas; es tener la solidaridad humana como un valor
supremo; es sentirnos parte de una fuerza ética para la vida, para la
emancipación de los pueblos, para la unión Suramericana.
1) Detrás de
los agoreros del “fin” -y los ríos de tinta que hablan de un “coma inducido”-
del Comandante Chávez, se esconde una profunda impotencia política. Hay que ser
claros con esto para entender el porqué de tanta vehemencia. Así, medios de
comunicación de derecha –como ABC de España, Cadena Caracol, CNN y C5N, entre
otros- toman una parte de las informaciones oficiales (que hablan de un “complejo”
estado de salud), y, con una irresponsabilidad asombrosa, van mucho más allá de
lo dicho para hablar de “intubación”, “signos vitales debilitados”, “respiración
artificial”, y hasta “posibilidades de desconexión”, entre otros datos
absolutamente incomprobables (y por tanto, no chequeados). Lo que produce esto,
más que la información, es el deseo. Se trata de una necrofilia absoluta, que
se mueve en la idea de “salir de Chávez” a toda costa, más no sea físicamente.
¿Por qué demuestra una profunda impotencia política? Porque descansa en la
premisa de haberlo perdido todo contra ese ser que está internado en La Habana.
Haber perdido elecciones y referéndums presidenciales. Haber perdido en los
intentos de golpe de Estado y en un sabotaje petrolero. Incluso haber perdido
gobernaciones, hace sólo semanas atrás. Desde esa perspectiva se deduce que la
única forma de vencer a ese contrincante poderoso es con su propia muerte.
2) Sin embargo,
estos agoreros del “fin” no son los primeros. El “salir de Chávez” ya lo deseaba,
en 2005, el pastor evangélico norteamericano Pat Robertson –conocido amigo de
la familia Bush-, cuando afirmó, sin pelos en la lengua, que “eliminar a Chávez
sería mas económico que empezar un guerra. Tenemos la capacidad de sacarlo, y
creo que ha llegado el tiempo de ejercer dicha capacidad”. El actor Orlando
Urdaneta también deseó (y exigió) el final de Chávez en TV, en Octubre de 2004,
desde Miami, donde declaró que “de 250 mil hombres de uniforme que hay en
Venezuela, tiene que haber un altísimo porcentaje de gente honesta que en su
momento saldrá…Pero todo esto tiene que partir de la desaparición física, por
lo menos, del perro mayor. No hay lugar a dudas, eso no tiene otra salida”.
Ambos pudieron decir públicamente lo que estos medios masivos de
(des)información anhelan y desean tras un velo “informativo”. El eje
transversal de este tipo de razonamientos es que, tras la muerte de Chávez, la
Revolución Bolivariana se caería por su propio peso –no soportando la muerte de
su mentor y principal figura-. Esto guía a todos los agoreros, desde Robertson
y Urdaneta, hasta ABC de España, Cadena Caracol, CNN y C5N.
3) Nada más
errado que pensar que una revolución colectiva puede detenerse por una
situación de adversidad. Más allá de dura que pueda ser -y cuando tiene de
protagonista al actor principal y no a uno de reparto-. Veamos: Cuba, por
ejemplo, se sobrepuso a la enfermedad de Fidel, y, con este acompañando desde
un lugar de mayor tranquilidad y menor exposición, acaba de lucir 54 años de
dignidad revolucionaria. Venezuela debe, en estas horas difíciles, resignificar
lo que el Comandante repetía durante la última campaña electoral: “Chávez ya no
soy yo. Chávez es un pueblo. Chávez somos millones. Tú también eres Chávez,
mujer venezolana. Tú también eres Chávez, joven venezolano. Tú también eres
Chávez, niño venezolano. Tú también eres Chávez, soldado venezolano. Tú también
eres Chávez, pescador, agricultor, campesino, comerciante…porque Chávez no soy
yo, Chávez es un pueblo”. Este contenido colectivo que el propio Comandante
atribuye a la primer revolución del Siglo XXI debe ser tomada al pie de la
letra por una nueva generación que hoy ocupa importantes responsabilidades en
el Gobierno Bolivariano. Se trata, ni más ni menos, que de reforzar la Revolución
a través de un reimpulso del poder popular. Es importante que esto haya sido
destacado por el propio Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro, el pasado 28
de Diciembre, cuando afirmó, tras el triunfo en 20 de 23 gobernaciones, que “sólo
la victoria permite limpiar el terreno sembrado por la viejas mafias corruptas
del puntofijismo, pero desde la limpieza de ese terreno tenemos que construir
el Poder Popular”. También es sumamente valioso que otro de los cuadros
emergentes, Elías Jaua, afirme recientemente, en un artículo de opinión, que “ser
Chavista es saber que el Poder nos pertenece como pueblo y no a los ricos; es
sentirnos respetados en nuestra diversidad cultural y social. Ser Chavista, es
ser consciente de que el ingreso nacional es para todos y todas; es tener la
solidaridad humana como un valor supremo; es sentirnos parte de una fuerza
ética para la vida, para la emancipación de los pueblos, para la unión
Suramericana, para lo grande, para lo hermoso como nos lo enseñó nuestro padre
Simón Bolívar”. Incluso Ernesto Villegas, reciente Ministro del Poder Popular
para la Comunicación e Información, declaró hace pocos días atrás que “el
Socialismo es posible y lo construiremos con certeza en este 2013”, en
referencia al empoderamiento del pueblo al que hacían alusión Maduro y Jaua.
4) 2013 se
inició con millones de latinoamericanos pendientes de la evolución de la salud
del Presidente de Venezuela. La frase “amor con amor se paga” no ha tenido,
hasta hoy, un momento de mayor “devolución” que este: vigilias en decenas de
países demuestran el apoyo que la Revolución Bolivariana tiene en nuestro
continente, como retribución de 14 años de dignidad para un pueblo. Y así como
pensamos eso, también podemos afirmar que la Revolución Bolivariana debe seguir
su rumbo. Tal como dice Mercedes Chacin, editora en jefe del diario Ciudad
Caracas, en un reciente artículo sobre la salud de Chávez y el futuro del
proyecto bolivariano: es momento de “trabajar duro desde nuestros espacios, que
son miles y que se multiplicaron gracias a que lo elegimos y lo apoyamos una y
otra vez”. Como Chávez ya no es Chávez -sino que es un proyecto que lo
sobrepasa, por ser colectivo- se le debe exigir menos, y dejar que se recupere,
en familia, día a día. Se debe “depender” menos y actuar más. Aquella nueva
generación de la que hablábamos con anterioridad debe tomar las riendas de la
Revolución hasta el retorno del Comandante -que esperemos sea lo más pronto
posible-. Para demostrarle a Robertson y Urdaneta -pero también a ABC de
España, Cadena Caracol, CNN y C5N- que hay Revolución Bolivariana para rato, se
deben activar los Consejos Comunales, las Misiones Sociales y todas aquellas
instancias de participación popular desarrolladas en estos años. Sólo de esta
manera Venezuela podrá tener certeza de la irreversibilidad de lo conseguido
hasta el momento. Sólo así, de la mano de ese gigante que ganó mil batallas en
todos estos años y que hoy tiene su pelea más complicada, la Revolución
Bolivariana vencerá a todos los agoreros del “fin”.
Fuente: VIVE