Horacio Duque.
Se han dado a
conocer un conjunto de iniciativas focalizadas en el tema agrario que se debate
en la Mesa de conversaciones en La Habana. Se trata de unas propuestas para
resolver los asuntos más graves que inciden en las condiciones de pobreza y
exclusión de millones de campesinos afectados por el desplazamiento forzado y
la acción criminal de grupos violentos al servicio de los hacendados del
ganado, la palma y otros productos agrarios.
De la solución
efectiva de los problemas señalados, al margen de la retórica y la demagogia de
los funcionarios de turno, depende que la paz llegue a los campos de Colombia.
Las propuestas
son las siguientes.
Realización de
una Reforma rural y agraria integral, socioambiental, democrática y
participativa, con énfasis territorial, sustentada en las siguientes premisas:
- Superación de las condiciones políticas, económicas, sociales y
culturales que generan el ejercicio estructural de la violencia por parte del
Estado y fuerzas paramilitares en las zonas rurales, y ocasionan el alzamiento
armado campesino para enfrentar esas condiciones.
- Transformación de las relaciones sociales rurales, que contribuya a la
democratización real del poder territorial, de la sociedad, del Estado y del
modelo económico en su conjunto, así como al buen vivir de la población
campesina.
- Erradicación del hambre, la desigualdad y la pobreza rurales;
restablecimiento de la dignidad y reconocimiento de los campesinos y campesinas
como sujetos políticos, y garantía y disfrute efectivo de sus derechos
políticos, económicos, sociales y culturales, incluida la correspondiente
provisión de recursos de presupuesto e infraestructura social.
- Construcción de una nueva ruralidad basada en la justicia territorial y
la democratización de las relaciones urbano-rurales.
- Desconcentración y redistribución de la propiedad sobre la tierra
mediante la erradicación del latifundio improductivo, inadecuadamente explotado
u ocioso.
- Promoción al acceso y el disfrute del derecho a la tierra y al
territorio de los campesinos sin tierra y de las mujeres en especial.
- Prohibición o establecimiento de límites estrictos, según el caso, a la
extranjerización de la tierra.
- Reparación integral de la población víctima del desplazamiento forzado
y del despojo.
- Protección y mejoramiento de las condiciones de propiedad y producción
de los pequeños y medianos propietarios.
- Reconocimiento y respeto de los territorios colectivos de comunidades
indígenas, afrodescendientes, raizales y palenqueras, así como de los
territorios campesinos de Zonas de Reserva Campesina y de futuras Zonas de
Producción de Alimentos.
- Ordenamiento territorial y definición de usos de la tierra que
garanticen la protección de los ecosistemas, la sostenibilidad socioambiental,
el derecho al agua, la producción de alimentos y la soberanía alimentaria.
- Estímulo a la economía campesina y en especial a la producción de
alimentos, considerando la coexistencia de diferentes modelos de producción,
atendiendo regulaciones estrictas de los encadenamientos productivos.
- Auspicio de una política de investigación y desarrollo científico
técnico, de protección de las semillas nativas y del conocimiento propio.
- Dotación de medios de producción, de infraestructura física de
transporte y comunicaciones, de distritos de riego y regadío, de acopio,
almacenamiento y comercialización, de recursos de crédito y de otros medios de
financiación, privilegiando las economías campesinas y de producción de
alimentos.
- Denuncia o revisión de tratados y acuerdos y de todo tipo de
regulaciones de libre comercio, inversión o propiedad intelectual que afecten
la soberanía alimentaria y las condiciones de nutrición y alimentación de la
población.
Es el nuevo programa agrario para la paz en el siglo XXI que profundiza
aquel inicial acordado en 1964 por un pequeño grupo de campesinos en el Tolima
y que sirvió de plataforma para convocar a los pobres del campo en la lucha por
la democracia y el socialismo.
Voceros del gobierno han dicho que las ideas agrarias sistemáticas
formuladas hacen parte de sus planes estatales, sin embargo la realidad es
contraria a los discursos. Basta con citar el caso de la Ley de victimas y
restitución de tierras que ha sido un fracaso total porque lo que se impone en
el agro es el imperio de los poderosos dueños del latifundio y el ganado.
El debate agrario en la Mesa de Conversaciones y en los foros nacionales
ha decantado el plan de reformas que se requiere para superar los factores de
violencia en las zonas rurales. Lo que se necesita ahora es la movilización
campesina para hacer efectivas y concretas las medidas delimitadas. Lo demás es
pura carreta. Es el eterno chorro de babas de los politiqueros que engañan a
los campesinos con falsas promesas.
El programa agrario del siglo XXI necesita un sujeto y una subjetividad
consciente y comprometida con las transformaciones señaladas. Hay que construir
ese sujeto mediante programas y planes de trabajo que cubran la mayoría de los
campesinos pobres y pequeños propietarios. Planes de movilización, de
educación, de agitación y de uso intenso de los medios de comunicación para
elevar la conciencia progresista de los campesinos y alentar su lucha por la
democracia con igualdad y el socialismo.
La paz ha ganado
un importante espacio en los meses que llevan las conversaciones. La tregua
unilateral ha sido un éxito y las tareas agrarias de la sociedad han sido
delimitadas con puntualidad.