Humberto de la Calle |
Paz, la teoría de la Calle
Por Horacio Duque
El señor Humberto de la Calle es el jefe de la
comisión del gobierno de Santos para las conversaciones de paz con las Farc en
La Habana.
Es un reconocido abogado con abundantes contratos y
negocios en el Estado colombiano que lo remunera con miles de millones de pesos
y desde hace muchos años. Es, además, un reconocido político del ala gavirista
neoliberal promotora de privatizaciones de instituciones y servicios públicos
gubernamentales. Para avanzar un poco más en el análisis sociológico es un
prominente privilegiado integrante de la burguesía burocrática y clientelar que
parásita con las rentas estatales merced al favoritismo amiguero y amigote que
predomina en el régimen político.
En sus discursos como representante del
establecimiento en los diálogos para la superación del conflicto social y
armado ha esbozado su “teoría” de la paz, la cual consiste, palabras más,
palabras menos, en que la resistencia campesina se desmovilice sin avanzar en
la solución de los problemas centrales que han apalancado la guerra civil
nacional. Según su formulación en Colombia hay una democracia madura que ofrece
garantías suficientes a todos los actores que intervienen en la competencia
política. El alzamiento armado
es un capricho izquierdista que está contra la
historia.
Más aún, su cinismo llega hasta el punto de
rechazar la deliberación sobre la naturaleza de la “democracia neoliberal de
baja intensidad” que impera para favorecer la oligarquía. Su negativa incluye
el análisis del modelo económico neoliberal implantado con la Constitución de
1991. Últimamente su delirio autoritario derivó en la prohibición a la
delegación revolucionaria para que convoque a las masas populares a la
movilización en defensa de un programa agrario transformador que haga justicia
con millones de campesinos victimas de la violencia y el desplazamiento del
militarismo que actúa en asocio con las bandas criminales de las autodefensas.
De la Calle quiere la claudicación de los
revolucionarios. Pretende que se renuncie al programa de cambios que enarbola
la lucha campesina insurgente.
Un verdadero disparate. Un autentico cafre
neoliberal.