....El
batir de las alas de una mariposa afecta el clima de uno al otro extremo del
mundo. En ese sentido, hoy todos somos pequeñas mariposas.
Tomado de La Jornada, México. 13. 01. 2013.
Por Immanuel Wallerstein
Hacer predicciones en el corto plazo (para uno o
dos años) es un juego tonto. Hay demasiados vuelcos y giros en el mundo real
político/económico/cultural. Pero podemos intentar hacer afirmaciones
plausibles para el mediano plazo (una década o más) basados en un marco teórico
trabajable, combinado con un sólido análisis pragmático de tendencias y
limitaciones.
¿Qué es lo que sabemos del sistema-mundo en el que
estamos viviendo?
Primero que
nada, que se trata de una economía-mundo capitalista, cuyo principio básico es
la incesante acumulación de capital. Segundo, que es un sistema histórico que,
como todos los sistemas (desde el universo como un todo hasta los más mínimos
sistemas nanoscópicos), tiene vida. Surge a la existencia, vive su vida normal,
de acuerdo con reglas y estructuras que crea, y luego, en cierto punto, el
sistema se aparta demasiado del equilibrio y entra en una crisis estructural.
Tercero, que nuestro actual sistema-mundo ha sido un sistema polarizante, en el
que existe una brecha que crece constante entre los Estados y al interior de
los mismos.
Ahora estamos en una crisis estructural así, y
hemos estado en ella por unos 40 años. Continuaremos en esta crisis por otros
20 a 40 años. Este es el promedio de tiempo que dura una crisis estructural en
un sistema histórico social. Lo que ocurre en una crisis estructural es que el
sistema se bifurca, lo que esencialmente significa que emergen dos modos
alternos para finalizar la crisis estructural cuando colectivamente se elige
una de las alternativas.
La principal característica de una crisis estructural
es una serie de fluctuaciones caóticas fuertísimas de todo –los mercados, las
alianzas geopolíticas, la estabilidad de las fronteras estatales, el empleo,
las deudas, los impuestos. La incertidumbre, en el corto plazo, se vuelve
crónica. Y la incertidumbre tiende a congelar la toma de decisiones económicas
lo que, por supuesto, empeora la situación.
He aquí algunas de las cosas que podemos esperar en
el mediano plazo. Casi todos los Estados enfrentan, y seguirán enfrentando, un
apretón entre la reducción del ingreso y el incremento de los gastos. Lo que
casi todos los Estados están haciendo es reducir los gastos en dos maneras. Una
ha sido recortar (o incluso eliminar) muchísimas de las redes de seguridad que
se han construido en el pasado para ayudar a la gente ordinaria a lidiar con
las múltiples contingencias que enfrenta. Pero hay un segundo modo también.
Casi todos los Estados están recortando las transferencias de dinero a las
entidades estatales subordinadas –las estructuras federativas, si el Estado es
una federación, y los gobiernos locales. Lo que esto hace es simplemente
transferir la necesidad de incrementar impuestos a estas unidades subordinadas.
Si hallan esto imposible pueden ir a la bancarrota, lo que elimina otras partes
de las redes de seguridad (notablemente las pensiones).
Esto tiene un impacto inmediato en los Estados. Por
un lado, los debilita, conforme más y más unidades buscan escindirse si lo
consideran ventajoso económicamente. Pero por otro lado, los Estados son más
importantes que nunca, conforme las poblaciones buscan refugio en las políticas
proteccionistas (mantener nuestros empleos, no los suyos). Las fronteras
estatales siempre han cambiado. Pero hay la perspectiva de que cambien con
mucha mayor frecuencia ahora. Al mismo tiempo, las nuevas estructuras que
vinculan los Estados existentes (o sus subunidades) –tales como la Unión
Europea (UE) y la nueva estructura sudamericana (Unasur)– continuarán
floreciendo y jugando un papel geopolítico creciente.
Los malabares entre los múltiples sitios del poder
geopolítico se tornan mucho más inestables que nunca en una situación en que
ninguno de estos sitios estará en posición de dictar reglas interestatales.
Estados Unidos fue alguna vez un poder hegemónico con pies de barro, pero que sigue
siendo lo suficiente poderoso como para provocar daños por torpeza. China
parece tener la posición económica emergente más fuerte, pero es menos fuerte
que lo que ella misma o los otros piensan. El grado al que se acerquen Europa
occidental y Rusia sigue siendo una pregunta abierta, y sigue estando en la
agenda en ambos lados. El modo en que India juegue sus cartas sigue siendo algo
que en gran media no ha decidido India. Lo que esto signifique para las guerras
civiles como la de Siria, hasta ahora tiene que ver con cómo quienes
intervengan desde fuera se cancelen mutuamente y los conflictos internos se
organicen más que nunca en torno a grupos de identidad fratricidas.
Reiteraré mi postura largamente argüida. Al final
de la década veremos algunas realineaciones importantes. Una es la creación de
una estructura confederada que vincule a Japón a una China (reunificada) y a
una Corea (re-unida). La segunda es una alianza geopolítica entre esta
estructura confederada y Estados Unidos. Una tercera es una alianza de facto
entre la Unión Europea y Rusia. Una cuarta es la proliferación nuclear a una
escala significativa. Una quinta es un proteccionismo generalizado. La sexta es
una deflación mundial generalizada, que puede tomar dos formas –sea una
reducción nominal de los precios o inflaciones rampantes que tienen la misma
consecuencia.
Obviamente, éstos no son resultados felices para
casi nadie. El desempleo mundial aumentará, no va a caer. Y la gente ordinaria
sentirá los pinchazos de forma muy severa. La gente ya ha mostrado que está
lista para responder luchando de múltiples formas, y esta resistencia popular
crecerá. Nos encontraremos en medio de una vasta batalla política para
determinar el futuro del mundo.
Aquellos que tienen riqueza y privilegios hoy no se
sentarán sin hacer nada. Será más y más claro para ellos que no pueden asegurar
su futuro a través del sistema capitalista existente. Buscarán implementar un
sistema que no se base en un papel central del mercado, sino en una combinación
de fuerza bruta y engaño. El objetivo clave es asegurar que el nuevo sistema
garantice la continuación de tres rasgos clave para el actual sistema
–jerarquía, explotación y polarización.
Por otra parte, habrá fuerzas populares por todo el
mundo que buscarán crear una nueva clase de sistema histórico, uno que todavía
no ha existido, uno basado en una democracia relativa y una relativa igualdad.
Es casi imposible de prever lo que significará esto en términos de las
instituciones que el mundo podría crear. Aprenderemos en la construcción de
este sistema en las décadas venideras.
¿Quién ganará esta batalla? Nadie lo puede
predecir. Será el resultado de una infinidad de acciones nanoscópicas
emprendidas por una infinidad de nanoactores en una infinidad de nanomomentos.
Y en algún punto la tensión entre las dos soluciones alternativas se inclinará
definitivamente en favor de una o la otra. Esto es lo que nos brinda esperanza.
Lo que cada uno de nosotros haga en cada momento acerca de cada uno de los
puntos inmediatos cuenta. Alguna gente le llama a esto el efecto mariposa. El
batir de las alas de una mariposa afecta el clima de uno al otro extremo del
mundo. En ese sentido, hoy todos somos pequeñas mariposas.